24/10/2018
La masa gris de Pablo Casado
ElHuffPost
Carlos Aragonés (el histórico asesor y jefe de
gabinete de Aznar), Rafael Rubio (experto en Internet, redes y
democracia), Alberto Nadal (el gemelo que no fue ministro), Francisco Martínez
Vázquez (metido en las tramas que espiaban a otros partidos) o el exministro Rafael Catalá están entre los cerebros grises que definen la
estrategia de Pablo Casado.
Otros
nombres menos conocidos, como Pablo Hispán o David Erguido, llevan a cabo las
tácticas de esa estrategia, junto a quienes ponen la cara todos los días: Egea, Maroto, Mariscal, Montserrat o Levy. ¿Y Aznar? Habla desde lejos, como el Opus y otras
fuerzas económicas que tutelan de buen grado al nuevo presidente del Partido Popular.
Pues sí,
detrás de Pablo Casado hay gente que piensa, aunque al personal a veces le
entren dudas. La masa gris de ese grupito de gente va más allá de la ocurrencia
de última hora, que las hay y muchas. Son quienes definen la estrategia -el
largo plazo, no confundir con la táctica que ejecuta esa estrategia- para
intentar llevar a "Pablo", un chaval al que conocen desde
adolescente, a recuperar el poder. Tiran de mimbres inspirados en el aznarismo
que tantos días de gloria dio a la derecha española, pero en un contexto muy
diferente.
Esos
estrategas -entre los que destacan notables como Carlos Aragonés, el cuasi mítico
jefe de Gabinete de Aznar- saben que los tiempos de Aznar se han terminado,
solo sirven para evocar emociones de grandeza. Ahora el Partido Popular tiene que afrontar una situación inédita en
democracia, la ruptura de la derecha. Pueden llegar a ser tres fuerzas
políticas disputando votos similares. Ciudadanos hacia el
centro y Vox hacia la extrema derecha le revientan su espacio
vital a Casado. "Si Vox entra en el Parlamento, será la segunda fractura
de la derecha y Pablo tiene que cubrir los dos flancos. Con un agravante: que
Vox es un partido antisistema, algo que no pasó nunca en la extrema izquierda
del PSOE", explica un analista político, buen conocedor
de las ideas y estrategias de Aragonés.
Ninguno de los consultados ha
querido confirmar la vinculación de una parte importante de los asesores con el
Opus Dei
Más allá de
los nombres mediáticos que cada día chupan cámara alrededor del joven
presidente del PP -Teodoro García Egea, Dolors Montserrat (cuestionada desde su
perpleja intervención entre la dacha y Waterloo) o Javier Maroto-, unos pocos
se esfuerzan por dar la apariencia de solidez, como durante el discurso de este
miércoles, para muchos la intervención más solvente de Casado hasta el momento.
"Ese es el estilo, el Pablo que queremos", subrayaba en el pasillos
del Congreso uno de sus más cercanos. Mientras,
en el PSOE mostraban su preocupación: "Ha aprovechado la oportunidad y
como el debate de la nación le queda lejos, se lo ha organizado hoy a sí
mismo".
"Pablo
recoge apoyos e ideas de todos los que le rodean, incluidos viejos compañeros
de FAES, y luego él solito da forma al discurso",
apuntaba otra colaboradora, heredada de las filas de Cospedal. Eso sí, ninguno de los consultados
ha querido confirmar la vinculación de una parte importante de los asesores con
el Opus Dei. "La Iglesia es un apoyo que debemos convertir en valor",
reconocía otro diputado, sin desmentir que a Federico Trillo y Jorge Fernández Díaz (rostros visibles de la Obra en el
PP) les encanta Casado.
Con este cuadro de fondo, ahí van
unos cuantos de los nombres a los que el actual presidente del Partido Popular
escucha. O lee sus papeles:
Carlos
Aragonés. Tiene el
perfil de presidente en la sombra perfecto. Fue el todopoderoso jefe de
Gabinete de Aznar y nadie del arco parlamentario se atreve a poner en
entredicho el jugo que le saca a su masa gris. Es irónico e incisivo, adicto a
la poesía, y reconoce ser amigo de Pablo Casado desde mucho antes de las
primarias y mandarle algún Whatsapp con cierta periodicidad, aunque la
diferencia de edad pesa. En el entorno más próximo a Casado aseguran que es el
faro del nuevo PP en el Senado, afirmación que el interesado considera intoxicaciones,
como corresponde a todo asesor influyente que se precie entre los de su
generación, cuando el poder se ejercía, no se exhibía. No hay nada más rápido
para perder el ascendiente que presumir de ello públicamente, pues uno de los
valores de los estrategas es resultar invisibles. Del nuevo líder popular
destaca que "es bueno en el buen sentido de la palabra y nada engreído,
lleva desde niño en la política y ha visto el poder de cerca con Esperanza Aguirre y Aznar". Lo que considera un plus frente a Albert Rivera o Pedro Sánchez. Para visibilizar su línea, solo
hay que leer el famoso discurso de Pablo Casado el Día de la Hispanidad en
Málaga, en el que se le atribuye haber metido mano. "La hispanidad es la
etapa más brillante del hombre, junto con el Imperio Romano", recitó
Casado.
Rafael Rubio. Este profesor de Derecho
Constitucional en la Complutense escribe en Internet que sus "temas de
investigación son las nuevas formas de participación política; la aplicación de
Internet a la democracia, especialmente a los procesos participativos como las
elecciones; la promoción internacional de la democracia en los procesos de
transición; el papel de la Iglesia católica en la promoción de la
democracia". Su tesis doctoral fue sobre el lobby (los grupos de
presión). Además de las clases en la Complutense, se explaya también en la Carlos III, la Universidad Pontificia de Comillas, la Universidad de Navarra, el CEU, ICADE, el Centro Universitario Villanueva o el Instituto Universitario Ortega y
Gasset. Varios de
estos centros son próximos al Opus o de su propiedad. Se le atribuye una parte
del éxito de Casado en redes sociales e Internet, y es uno de los valores al
alza.
Alberto
Nadal. Es el mellizo menos mediático de Álvaro Nadal, exministro de Energía de Rajoy que apoyo a Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias como sorayo
fundador de pro. El paso de Alberto por el Gobierno como secretario de Estado
de Energía le enganchó al gusanillo político y aunque ahora ha vuelto a retomar
su puesto como funcionario, es uno de los fijos en Génova, y se propone
convertirse en la cabeza económica de referencia del nuevo PP. Para eso no le
ha temblado la voz al anunciar hace un mes que había que acabar con el impuesto
de generación que él mismo creo y que gravaba la factura de la luz el 7%.
Enterado de que la ministra Teresa Ribera iba a suprimirlo, convocó una rueda de prensa el día
antes para presumir de que les copian. Lástima que su propio hermano se
ausentara el día que el PP se abstuvo en la votación para aprobar su
desaparición.
Pablo Hispán. Este historiador es exdirector general de Lucía Figar, exconsejera de Educación y esposa de Carlos Aragonés,
luego imputada en la trama Púnica. Hispán -Universidad de Navarra, la casa del
Opus- es uno de los asesores y apoyos de Casado que acudía a las reuniones del
restaurante El Luarqués. Sus compañeros no le consideran un
"intelectual" –"me río, porque le conozco desde hace tiempo,
como a Pablo, y considerarle masa gris y pensador, me cuesta" explica un
asesor de Rajoy- el actual presidente del PP le
escucha en temas de Exteriores.
Francisco
Martínez Vázquez. Diputado
del PP y letrado de las Cortes, hace papeles y Casado le oye en los asuntos
constitucionales y judiciales, un tema que va a dar mucho juego en las próximas
legislaturas. 'Paco' -para sus amigos- resulta familiar porque fue secretario de Estado de Interior de Jorge Fernández Díaz, implicado
en las tramas policiales que espiaban a los partidos de la oposición y su
tráfico de llamadas está investigado en una pieza separada del 'Pequeño
Nicolás'. Se le atribuye un razonable y amplio conocimiento de las cloacas del
Estado y no puede negar que conoce bien al tóxico comisario Villarejo.
Rafael Catalá. El exministro de Justicia comparte con Paco Martínez
el asesoramiento en temas judiciales y constitucionales. Catalá, que en la
lucha de las primarias apoyó a Cospedal, está muy bien considerado en el
entorno de los "jóvenes" del Luarqués y desde el
primer momento, tras su victoria, se le asignó el ámbito de Interior y
Justicia. Al exministro de Justicia hay que atribuirle lo que para muchos hoy
es un éxito: sus diferencias con Carlos Lesmes, el presidente del Supremo que con sus nombramientos ha llevado al Tribunal
hasta el desaguisado de las hipotecas.
Alejandro Fernández Alvárez. Es el hombre para
Cataluña y Pablo Casado
tiene confianza en él. El objetivo es deshacerse del lastre que suponía Xavier García-Albiol sin
perder a su minoría de votantes. Que el ex alcalde de Badalona regrese a la
ciudad de la que fue alcalde, es un respiro para los populares en un territorio
donde hoy por hoy, no son nada. Los rumores sobre el posible traslado de Dolors
Montserrat a Barcelona, tras su descoordinada intervención de hace una semana,
no se confirman, pero sí deben de ser archivados en la memoria a futuro.
David Erguido. Acaba de ser nombrado presidente del comité electoral
del PP en Madrid y su cercanía a Pablo Casado no la niega nadie. Hace tiempo que Erguido tiene despacho en Génova
y el hecho de que esté implicado en la trama Púnica por su etapa como teniente
de alcalde en el Ayuntamiento de Algete no es un
obstáculo para que "Pablo le escuche, aunque para muchos de nosotros no ha
dejado de ser el chico de Nuevas Generaciones que le debe tanto a Esperanza Aguirre,
como el propio Pablo", recuerda un asesor senior del expresidente Rajoy.
Hasta aquí, un
grupo de nombres que conforman lo que debería proporcionar a Pablo Casado la
masa crítica necesaria para hacer frente a Albert Rivera y a Santiago Abascal,
el líder de Vox. Ese personaje que para Aznar es "un chico lleno de
cualidades". ¿Y el mismo Aznar, asesora a Pablo Casado directamente?
"No lo creo. Le da las palmaditas en la espalda y si de vez en cuando algo
le llama la atención, le hace una llamada -no muchas- y le chorrea con cariño
paternalista. Y poco más. Aznar está a lo suyo y no va a perder tiempo en mucho
más, aunque aparentemente haya regresado al seno del Partido Popular",
dictamina el citado asesor de Rajoy -que en tiempos también lo fue de Aznar-
para quien es más importante el apoyo del Opus, de los poderes económicos y
bancarios, que el del mismo Aznar. Aunque todo sea parecido.
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