Los cinco errores que más cometemos en las relaciones de
pareja (y cómo evitarlos)
TRENDENCIAS
22/9/19
Iria Reguera
Quien más y quien menos ha tenido, tiene
o tendrá una relación de pareja en algún momento. Dicen que no hay dos
parejas iguales y, probablemente, tienen razón. Y es que, ni siquiera dos mismas personas en diferentes puntos
de la vida tienen de nuevo la misma relación.
Las personas cambiamos, las parejas cambian y
nuestros hábitos y formas de entender el amor son diferentes.
Según vamos madurando y creciendo, aprendemos cosas nuevas y las aplicamos a
nuestras relaciones. Y, sin embargo, cuando hablamos de parejas, hay
errores que se repiten muy a menudo. Conocerlos y reconocerlos en
nosotros puede ayudarnos a tener una relación más saludable.
Mantener discusiones por mensaje o WhatsApp
Sabemos que a veces no se puede evitar: estás hablando
por WhatsApp con tu pareja, y entonces sale un tema que te ha estado molestando
y casi parece inevitable entrar en él. Para cuando te das cuenta, estáis
teniendo una discusión importante por WhatsApp.
El problema es que,
por muy útiles que sean estas aplicaciones de mensajería, no nos permiten ver a la otra persona, no podemos observar sus gestos, su postura
corporal o el tono de su voz. Esos mensajes no verbales son
tan importantes como los verbales.
Además, por mensaje, por muy rápido que
escribamos o muy bien que nos expresemos por escrito, es difícil
explicar todo lo que queremos decir. Por ello, suele ser mejor idea parar y acordar seguir con la
conversación en persona.
No verbalizar con claridad lo que queremos o necesitamos de nuestra pareja
Yo lo he hecho, vosotras lo habéis hecho y casi
cualquier persona que conozcáis lo ha hecho: queremos algo de la otra persona,
pero no se lo decimos claramente. Puede ser por vergüenza, o porque
creemos que debería saberlo sin tener que verbalizarlo o, simplemente,
por orgullo.
El caso es que a veces casi confiamos en que
nuestra pareja nos conozca tan bien que sepa lo que nos pasa o nos lea la
mente. Por desgracia, nadie se conoce tan bien. La manera más
eficaz y asertiva de obtener lo que queremos de la otra persona es verbalizarlo directamente y de manera clara.
Comunicarnos de manera pasivo-agresiva
Es más que probable que en alguna ocasión nos
hayan preguntado - o hayamos preguntado - qué nos pasa y la respuesta haya sido
"nada", pero nuestra actitud o la de la otra persona haya
dejado muy claro que sí que pasa algo.
En la misma línea con lo anterior, a veces,
en vez de decir lo que nos molesta o nos ocurre, adoptamos una actitud pasivo- agresiva, que
afecta a la comunicación, puede irritar a la otra persona y, además, no
resuelve nada.
Hablar de manera honesta con nuestra pareja, indicándole qué es lo que te ocurre, qué es lo que
te molesta y por qué o cómo te hace sentir eso que te está afectando, - sin pretender atacar a la otra persona - es
la única manera asertiva y realmente eficaz de resolver la situación.
No mantener nuestros espacios independientes
Nos gusta estar con nuestra pareja, por eso la
hemos elegido, por eso mantenemos una relación con ella y disfrutamos nuestro
tiempo juntos enormemente. Sobre todo, al principio es muy normal
querer pasar todo el tiempo posible juntos, porque es algo novedoso
que nos emociona y nos hace sentir bien.
Sin embargo, en ocasiones, podemos mezclar y
combinar tanto nuestras vidas que ya no haya espacio individual para
ninguno de los dos. Sin embargo, mantener nuestros hobbies individuales, salir de vez
en cuando a solas con nuestros amigos anteriores a la relación, o
simplemente irnos a otra habitación a leer un libro o ver una película que la
otra persona no quiere ver, puede ser muy necesario.
Seguir siendo una persona individual, y mantener
lo que éramos antes de tener pareja, es importante para nuestra autoestima, para no perdernos a nosotros mismos, para
recordar que lo que estamos haciendo es compartir dos vidas completas e
individuales. Y, también, para darnos un respiro de vez en
cuando.
Dejarnos llevar por la rutina
Al principio de la relación todo son mensajes
románticos, charlas interminables y conversaciones hasta las tantas de la
madrugada, aunque al día siguiente haya que trabajar. El problema es
que ese ritmo es muy difícil de mantener.
Y es que, en los primeros días de una
relación, el subidón hormonal nos sostiene más allá del sueño o el
cansancio. Pero las hormonas se relajan, nuestro cuerpo se cansa y el
rendimiento laboral disminuye.
No solo eso, es que cuando terminas de trabajar,
incluso aunque viváis juntos, el tiempo lo pasáis limpiando la casa, cuidando a los
niños, haciendo recados y cumpliendo con vuestras obligaciones.
Cuando queréis daros cuenta, lleváis cuatro horas juntos, pero apenas
habéis hablado de vosotros.
Y eso se da día tras día, todas las
semanas. Por ello, es importante asegurarnos de apartar cierto tiempo
para reconectar y ser pareja. Parar cuando nos damos cuenta de que la rutina nos
está arrastrando y nos sentimos desconectados el uno del otro. A
veces, dedicar 15 minutos de la noche antes de dormir para hablar sobre
nosotros es suficiente.
Salir un fin de semana a pasar una noche en una
ciudad a una hora de casa o, simplemente, dedicar una tarde a estar juntos sin
nadie más. Sea lo que sea, volver a encontrarnos lejos de la rutina.
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