Desgarradoras cartas de un fusilado por el
franquismo horas antes de ser asesinado
"Madre, te escribo esta
última carta, me encuentro en capilla porque mañana al venir el día, seré
fusilado”
ElPlural
“Quiero mostraros algo que me ha
partido el alma... Mi padre guarda cartas de despedida que un familiar escribió
la noche antes de su fusilamiento, en 1940. Es desgarrador. El pasado de las
familias republicanas está en hojas y cunetas. Ni olvido ni perdón”.
Este texto pertenece a un tuit
insertado por Ambda. Esta joven
ha querido transmitir a través de las redes sociales y desde su cuenta de
Twitter un hecho real y, como
tantos otros, perdidos y ahora recuperados para nuestra Memoria Histórica
ligada a la cruel represión y asesinatos franquistas. Una historia terrible y
que hiela el corazón con solo tres brevísimas cartas. Se trata de las últimas
horas de Benito Martínez (cuñado del abuelo de Ambda que compartían presidio)
Tres cartas horas antes de ser fusilado
Una cárcel, una fecha (18 de julio pero de 1940) y
un prisionero, Benito Martínez.
Tres documentos manuscritos por Benito. Uno es una desgarradora carta enviada
desde la prisión a su madre, hermanos, sobrinos y cuñados. Es una terrible
carta de despedida. Sabe que lo van a fusilar al día siguiente y cumple el duro
trance de comunicárselo a sus seres más queridos de su puño y letra. Entre los
familiares a los que anuncia el triste acontecimiento se dirige muy
especialmente a su madre a quien se dirige personalmente de la siguiente forma:
“Madre,
yo en este momento que estoy escribiendo esta última carta me encuentro en
capilla porque mañana al venir el día, seré fusilado”.
Terrible el
testimonio de la última misiva de Benito
Martínez siendo consciente de que tan solo le quedan unas horas de
vida. Pero aun enfrentando a ese momento agónico, Benito, en un gesto de
tremenda dignidad, tiene fuerza e interés en destacar que es inocente: “Pues
madre tengo la conciencia tranquila y soy inocente de lo que me acusan”.
Pide que le tengan “siempre presente"
Solo una petición, únicamente una sencilla
demanda, solicita. Al igual que en la carta de Julia
Conesa, una de las “Trece Rosas”
también fusilada (“Que
no me lloréis. Que mi nombre no se borre de la historia”), Benito le
pide a su familia que le tengan “siempre presente en todos los momentos pues
me despido para siempre… con un millón de besos y abrazos”. Y de nuevo se dirige especial y
finalmente a su madre: “Madre, me despido con muchos besos y abrazos que nunca me verá en este
mundo”. Y la despedida dirigida también a su progenitora: “Su hijo
que la quiere de corazón”
y, finalmente, la rúbrica de la última carta que Benito Martínez va a escribir
en su vida. A las pocas horas sería fusilado en una madrugada de julio de 1940.
Un fusilado más, una víctima más al año del golpe de Estado franquista porque
la represión continuó años después del julio
del 36.
Destacan esas tremendas letras de Benito con una
caligrafía preciosa pero de una angustia y un dolor terrible mantenido con
entereza y dignidad inmensa.
En el tuit de
Ambda se aportan dos documentos
más. Benito reclama, también por carta, ver a su cuñado preso en el mismo
lugar, para entregarle la primera carta y que este se la hiciera llegar a su
familia. Afortunadamente el abuelo de Ambda no fue fusilado y pudo entregar la
carta a sus destinatarios. Benito, en una carta muy corta escribe solo
esto: “Luis Camuñas Moreno pido
que baje urgente es mi cuñado”. En otro se dirige a su cuñado con el siguiente
mensaje: “Querido
cuñado, cuatro letras para que sepas que estoy en capilla pues deseo que bajes
para darte el último abrazo. Tu cuñado, Benito Martínez.” Esta última
carta aparece fechada el 19 de julio de 1940, un día después que la primera
dirigida a su familia y a su madre. Cabría deducir que estaba a punto de ser
pasado por las armas.
Desgarradores documentos que además señalan como
tras el golpe militar del 18 de julio de 1936,
Franco continuó fusilando un año después. La sangrienta represión y
los fusilamientos continuaron muchos años más. Como en el caso de las Trece
Rosas o el de tantos miles de inocentes desperdigados por las cunetas de
España, que “sus
nombres no se olviden de la historia”. Como en este caso de Benito
Martínez que se le tenga “siempre presente en todos los momentos…”.
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