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domingo, 15 de noviembre de 2015

¿Estarán los dioses llorando como todos nosotros?

No son precisamente las bombas las vías más adecuadas para la paz, M. Hollande
Enric Sopena: “Los españoles lloramos los muertos de nuestros vecinos”
14/11/2015

La barbarie de los islámicos terroristas volvió a París, en la noche del viernes, recordando al mundo entero que la potencia del denominado Estado islámico no es ningún cuento infantil. Es una estremecedora realidad. Tras la matanza de 129 franceses y 352 heridos -nada menos que en el centro de la capital gala-, los líderes del terror reivindicaron públicamente semejante atentado añadiendo lo siguiente: “No viviréis en paz”. Incluso subrayaron que no habrá paz en Francia “mientras mantenga su estrecha colaboración con la coalición de Francia y de Estados Unidos.”
Un conflicto que viene de lejos
Convendría, en todo caso, evocar que esto no empezó ahora, ni mucho menos, porque el gravísimo conflicto viene de muy lejos. Las numerosas batallas entre moros y cristianos surgieron de los seguidores de Mahoma, o Alá, y de los seguidores de Dios. Los moros lograron hacerse los dueños de España. Pero la reconquista, llamada cristiana, que duró muchos años, les abrió a bastantes de ellos la puerta para que se marcharan, siguiendo así las órdenes inflexibles de los Reyes presuntamente católicos. Sea como fuere, las guerras denominadas Cruzadas, se repitieron a lo largo de unos cuantos siglos. Era aquel, el tiempo de cuando el ejército español, a veces con la ayuda de hasta el ejército del Papa de turno, vencía a los moros o, dicho de otro modo, a los musulmanes. O, si se prefiere, en la actualidad, también a los Yihadistas.
Crecimiento de vértigo
Pero durante el siglo XX, los musulmanes apenas se presentaron ante la opinión pública como tercos rebeldes, dispuestos entonces, aparentemente, a no regresar a las viejas batallas contra, más o menos y en general, los ciudadanos occidentales. Sin embargo, esa es una evidencia que va creciendo a una velocidad cada vez más peligrosa. En pocos años, se han convertido en los malos, enormemente malos, capaces de hundir las torres gemelas en Nueva York, asesinando a numerosos ciudadanos.
El Bosque del Recuerdo
Y luego, más tarde, apuntaron a la matanza en Madrid del-11-M. Murieron cerca de doscientas víctimas. Todas ellas son recordadas en El Bosque del Recuerdo, dentro del parque del Retiro. Y luego, hubo graves ataques en Londres. Ahora ha aparecido de nuevo la muerte, y enseguida se apoderó de París.
Delicada coyuntura
Hace casi dos meses, el presidente de la República Francesa, François Hollande, anunció que iba a dar la orden de bombardear el Estado islámico, en Siria. Dijo lo que dijo, pero su iniciativa no ha podido frenar, según sucedió el viernes, a los musulmanes terroristas. Todo indica, pues, que nos encontramos en una coyuntura muy delicada y cogida con alfileres. En efecto, todos los ciudadanos españoles lloramos a raudales al ver los muertos de nuestros vecinos. No queremos, ciertamente, que los terroristas continúen asesinando. Pero tal vez, deberían los máximos responsables de la Unión Europea cerrar filas y, juntos todos, buscar, como sea, el camino que nos lleve a la paz. No son las bombas precisamente las vías más adecuadas para que aparezca la concordia.
Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM


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