Ciudadanos es la derecha dura
Público
13-11-15
Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía. Universidad de Barcelona
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía. Universidad de Barcelona
Como resultado del enorme dominio que
las fuerzas conservadoras ejercieron sobre los aparatos del Estado español, y
también sobre los mayores medios de información, durante el periodo de la
Transición, la cultura política y económica del país es también profundamente
conservadora. En realidad, lo que en la terminología anglosajona se llama el
“establishment financiero y económico” (es decir, la estructura de poder basada
en los poderes fácticos de los sectores financieros e industriales) es de los
más conservadores y reaccionarios que existen hoy en la Unión Europea. Y
continúa ejerciendo una enorme influencia política sobre el Estado español y
sobre la mayoría de los grandes medios de información y persuasión (como bien
ha señalado The New York
Times en un artículo
reciente del 06.11.15, que analiza la prensa en España). Es esta influencia de
los grandes poderes financieros y económicos sobre el Estado y sobre los medios
la que es responsable del enorme retraso del Estado del Bienestar español,
incluyendo las transferencias públicas –como las pensiones- y los servicios
públicos -como la sanidad, la educación, las escuelas de infancia, los
servicios domiciliarios para las personas con discapacidad, los servicios
sociales, la vivienda pública, o los servicios y las transferencias para
prevenir la pobreza y la exclusión social, entre otros-. El nivel de
financiación de cada uno de estos capítulos del Estado del Bienestar está en
España muy por debajo del nivel de financiación de los mismos capítulos en el
promedio de los países de la UE-15 (que es el grupo de países de semejante
nivel de desarrollo económico al español).
En realidad, el Estado español se gasta
mucho menos de lo que debería gastarse por su nivel de desarrollo económico (ya
antes de la crisis, la cifra se situaba cerca de los 70.000 millones de euros
anuales menos). Y una de las razones de esta subfinanciación es la escasez de
ingresos al Estado, consecuencia de unas políticas tributarias altamente
regresivas, muy favorables para las rentas del capital (a costa de las rentas
del trabajo, que son las que constituyen la gran mayoría de ingresos al
Estado), así como para las rentas superiores, es decir, en lenguaje popular,
para los ricos y los super-ricos.
Los instrumentos políticos utilizados
por dicha estructura de poder (cuya cúspide es el IBEX-35) han sido el Partido
Popular en España y el partido Convergencia Democrática (CDC) en Catalunya,
partidos que han sido siempre muy próximos a la banca y a las grandes
empresas del país (que los han estado financiando como muestran los conocidos y
frecuentes casos de corrupción que caracterizan ambos partidos). Ahora bien, el
enorme descréditos de tales partidos y el surgimiento de una fuerza política
nueva favorable a un cambio sustancial del estado de cosas en el país (y que,
en apenas un año, surgió con tal fuerza que parecía que tenía posibilidades de
ganar las próximas elecciones legislativas de este año 2015) creó pánico en el
establishment financiero y económico español, incluido el catalán. Como bien indicó
el Presidente del Banco de Sabadell, el Sr. Josep Oliu, había que buscar
rápidamente un Podemos de derechas.
Y así apareció Ciudadanos en España y
Ciutadans en Catalunya. Este partido, que durante ocho años había sido muy
pequeño en Catalunya y prácticamente desconocido en España, fue promocionado
muy activamente por tal estructura de poder para llenar el vacío que se estaba
creando en el espacio ocupado por las derechas. Ciudadanos era un proyecto
claramente promovido por la gran patronal, bajo el dominio del IBEX-35, a fin
de parar a Podemos y salvar así el orden de cosas existente en España. Ni que
decir tiene que para que fuera exitoso, tal partido debía proyectar una imagen
algo distinta a la de las derechas de siempre. Había necesidad de cambios,
incluyendo la desconexión del nuevo partido con la Iglesia, apareciendo como un
partido “moderno”, “progresista”, “laico” y “de centro”, con vocación
democrática. Esta promoción de Ciudadanos en los medios de información y
persuasión del establishment financiero y económico españoles iba acompañado de
una enorme hostilidad hacia Podemos. Es obvio que la promoción de Ciudadanos ha
sido una medida claramente diseñada para evitar el triunfo de Podemos. Véase la
enorme visibilidad del equipo y del programa económico de Ciudadanos en
comparación con la marginación, cuando no veto, al equipo y programa económico
de Podemos (o de IU).
Ciudadanos no es de centro. Es de
derechas y muy de derechas
El término “derecha” está tan
desacreditado en España que ningún partido se define a sí mismo como de
derechas cuando, en realidad, la derecha española (incluyendo la catalana) está
más a la derecha que el promedio de las derechas europeas. Ello no es obstáculo
para que la derecha quiera presentarse como de centro. Y, cómo no, así se
presenta Ciudadanos, que se proclama como un partido de centro, un partido
laico y progresista. Y, como muestra de su centrismo, señala que se alía con
las izquierdas en algunas comunidades (como en Andalucía) y con las derechas en
otras CCAA (como en Madrid).
Las falsedades de Ciudadanos
Esta imagen, sin embargo, es falsa y la
dirección de Ciudadanos es plenamente consciente de ello. Están insistiendo en
que son equidistantes, cuando saben que no lo son, como es fácil de mostrar.
Para que este argumento de equidistancia sea válido, es necesario que se cumpla
una condición: que el hecho de que una Comunidad Autónoma tenga un gobierno de
derechas o de izquierdas dependa de a quién apoye Ciudadanos. Es decir, que el
hecho de que exista un gobierno de izquierdas o un gobierno de derechas dependa
de la decisión de Ciudadanos. Pues bien, nunca se ha dado la ocasión de que
Ciudadanos haya escogido las izquierdas. En Andalucía no es cierto que
Ciudadanos pudiera haberse aliado con las derechas para formar gobierno, porque
la suma de las derechas (incluyendo Ciudadanos) no hubiera constituido la
mayoría parlamentaria. No había, por lo tanto, una elección entre derechas o
izquierdas. La única posible era con la izquierda: el PSOE. Cuando sí que hubo
posibilidades de que aliándose con las izquierdas hubieran ganado las
izquierdas, Ciudadanos no lo hizo. Escogió, en su lugar, aliarse con las
derechas. Siempre que Ciudadanos ha tenido la posibilidad de facilitar el
gobierno a las derechas de siempre (el PP), lo ha hecho (en lugar de facilitar
un gobierno de izquierdas). Votó por el PP haciendo presidenta a Cristina
Cifuentes y su programa de derechas en la Comunidad de Madrid, cuando podía
haber hecho presidente a Ángel Gabilondo y su programa de izquierdas (aliándose
con el PSOE y Podemos). Una situación semejante ocurrió en Murcia y la Rioja.
En ambas CCAA, Ciudadanos (que se presentó como un partido de centro) fue
determinante para que continuara gobernando el Partido Popular (el mismo
partido contaminado por la corrupción hasta la médula), cuando, en realidad,
podría haber apoyado a las izquierdas en cada una de aquellas CCAA, facilitando
que estas gobernaran.
Ciudadanos es incluso más duro en las
áreas económicas y sociales que el PP
Ciudadanos pertenece a la misma familia
política que la parte más derechista del PP (José Mª Aznar y Esperanza
Aguirre). Es un partido que pertenece a la familia política liberal (a la que
también pertenece CDC, el partido gobernante en Catalunya), que ha sido la
máxima defensora de las políticas neoliberales promocionadas primordialmente
por las derechas europeas, que controlan las mayores instituciones europeas
(que incluyen el Consejo Europeo, la Comisión Europea y el Eurogrupo) y cuyas
políticas neoliberales han sido responsables de la Gran Recesión (ver mi último
libro Ataque a la democracia
y al bienestar. Crítica al pensamiento económico y dominante. Anagrama, 2015)
Las reformas laborales neoliberales
aplicadas en España han causado el mayor deterioro del mercado laboral que España
(incluida Catalunya) haya conocido en su etapa democrática. Los salarios han
bajado de una manera muy marcada, y la precariedad laboral ha alcanzado unos
niveles no conocidos antes en este país. Mientras tanto, los beneficios
empresariales del IBEX-35 han alcanzado niveles elevadísimos (su asesor
económico, el Sr. Luis Garicano, fue uno de los fundadores del blog Nada es Gratis, respaldado
durante mucho tiempo por Fedea, la Fundación financiada por IBEX-35).
Como partido neoliberal, Ciudadanos
(como su homólogo en política económica en Catalunya, CDC) es partidario de
disminuir el gasto público enfatizando la privatización de las transferencias y
servicios públicos, continuando así las políticas de austeridad del gasto
público que han debilitado el ya muy poco financiado Estado del Bienestar
español (incluyendo el catalán). Todo ello se ha hecho bajo la argumentación
también utilizada por el Partido Popular, de que no había alternativa posible,
aunque, como Juan Torres, Alberto Garzón y yo hemos mostrado, sí que las había
(ver el libro Hay
alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España).
El equipo económico de Ciudadanos apoya
también la enormemente regresiva reforma laboral realizada por el PP, yendo
incluso en algunas áreas más lejos que el PP. Desea imponer un contrato laboral
único (a lo que el PP no se ha atrevido), lo cual quiere decir que, en la
práctica, todos los contratos se convertirán en temporales y precarios,
eliminando los contratos fijos.
Ciudadanos ha presentado también
propuesta de introducción y expansión de los copagos en las CCAA en la atención
sanitaria pública, favoreciendo la privatización de la gestión de las
instituciones sanitarias. Y en cuanto a su política tributaria, favorece elevar
uno de los impuestos más regresivos que hay en España, el IVA, subiéndolo de un
4% a un 7% en elementos tan básicos como el pan, la leche, las verduras, los
libros y la vivienda de protección social.
La cultura antidemocrática de Ciudadanos
Otra dimensión que define a tal partido
como un partido de derechas es su escasa cultura democrática, que aparece en la
manera cómo actúa en el escenario mediático, un componente que no es detectado
por lo general en nuestro país, donde la cultura democrática está escasamente
desarrollada, alcanzando la máxima expresión de esta insuficiencia entre las
derechas. Las personas de derechas en España (incluyendo Catalunya), sean
políticos, sean opinadores o periodistas, no saben debatir. En lugar de
argumentar, insultan, interrumpiendo al adversario constantemente, sin permitir
que este último pueda hablar. No son reacios a utilizar la mentira y la
manipulación como práctica ordinaria. El periodista que tipifica mejor este
tipo de comportamiento es el Sr. Eduardo Inda, que aparece como persona clave
en La Sexta, cuyos mal
llamados “debates en la Sexta
Noche” representan muy bien lo que en España se conoce como debates
políticos, con un nivel de manipulación y mezquindad sin parangón hoy en la
mayoría de los países de la UE-15. Ni la Fox en EEUU llega a este nivel de
insultos, manipulaciones y mentiras, que proceden en su mayoría de los
tertulianos de derechas. Y Ciudadanos presenta también tales características.
En el llamado debate en el programa televisivo Salvados, Albert Rivera
interrumpió constantemente a Pablo Iglesias, sin dejarle que terminara su
argumento. Y definió algunas propuestas de Podemos como “comunistas”
(propuestas que, por cierto, están ya aceptadas en otros países europeos),
término que no debería ser insultante en sí, aunque él lo utilizó como insulto,
intentando tergiversar el programa de Podemos. Y también es práctica común la
mentira. En otro programa televisivo dijo que yo, Vicenç Navarro, que asesoro a
Podemos en temas económicos, había propuesto salir del euro, siendo consciente
de que ello no era cierto.
Ciudadanos apareció en Catalunya con un
mensaje parecido al partido fundado por Rosa Díez un año después. Su máximo
signo identitario era el oponerse al nacionalismo catalán, defendiendo una
visión de España uninacional, jacobina y centralizada. Puesto que el PP ha sido
siempre un partido muy minoritario en Catalunya (y descendiendo cada vez más),
el nacionalismo españolista necesitaba un nuevo instrumento. Y cuando el
nacionalismo catalán tomó la deriva independentista, Ciudadanos intentó
exitosamente canalizar el rechazo hacia el independentismo, explicándose así su
éxito transversal, recogiendo votos tanto en las clases pudientes como en la
clase trabajadora.
Este mensaje es el que también explica
su atractivo en el resto de España, junto con la imagen de marketing de ser
nuevo e incorrupto, promocionado por la gran patronal como la gran esperanza.
Pero su visión de España es la imagen que ha prevalecido en un gran número de
medios de información instrumentalizados por los poderes fácticos financieros y
empresariales. Gran parte de sus cuadros proceden del PP y han sido exponentes
del centralismo españolista, mostrando una gran hostilidad hacia la visión de
España como un Estado plurinacional, que ha caracterizado la visión de España
de las izquierdas.
En realidad, Ciudadanos, que siempre ha
ejercido presión para reconocer a las víctimas de ETA, ha sido, no solo
indiferente, sino que se ha opuesto a homenajear a las víctimas del Estado
dictatorial, recurriendo al mismo argumento de las derechas, que no hay que
reabrir las heridas (asumiendo erróneamente que se hubieran cerrado). Hoy
Ciudadanos intentará, como lo hizo durante las elecciones autonómicas en
Catalunya, utilizar la bandera española para ganar las elecciones presentándose
como el defensor de la unidad de España, estableciendo la figura de la derecha
catalana, Francesc Cambó, como uno de sus referentes, el mismo Cambó que
financió y apoyó el golpe militar de 1936 enfrente de la redefinición de España
sostenida por el Frente Popular que había ganado las elecciones. Y a este
partido lo quieren presentar como de centro.
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