La transición que amañaron como si nos hiciesen un favor
Público
17-11-15
José Manuel Martín
Medem
Comisión Ejecutiva del Sindicato de Periodistas de Madrid (SPM)
Comisión Ejecutiva del Sindicato de Periodistas de Madrid (SPM)
Con la nueva edición
en Akal del libro de Gregorio Morán, El precio de la
transición, sucede ahora lo mismo que cuando Planeta lo
publicó en 1991: se lee mucho pero se comenta poco. Sobre todo por los
mandarines del periodismo, la cultura y la política. La explicación puede estar
en por lo menos diez de sus consideraciones sobre lo que sucedió hace cuarenta
años después de la dictadura fascista (es la adecuada denominación que utiliza
Morán) de Francisco Franco.
1. La monarquía de Juan
Carlos fue impuesta por el dictador para evitar exactamente lo que ocurrió, que
un rey buscara su legitimidad en la democracia y no en la Guerra Civil. Se
consolidó la institución monárquica, no la democracia.
2. La verdadera historia de
las relaciones entre el dictador y la monarquía borbónica es una historia de
episodios nada ejemplares entre un hombre sin escrúpulos, que conoce muy bien
de qué madera están hechos los borbones, un padre aislado y sin recursos y un
hijo pusilánime y ambicioso. [Este párrafo de la versión original fue
eliminado por Planeta en la edición de 1991]
3. Lo más significativo del
proceso de transición fue el ocultamiento de la memoria histórica: la igualdad
ante el pasado como garantía para mantener la desigualdad ante el futuro.
Memoria histórica es la que se refiere al pasado sufrido, esa es la peligrosa.
Había que garantizar que nadie pudiera utilizar el pasado para desentrañar el
presente.
4. Aún hoy sería
considerada una temeridad rayana en el terrorismo intelectual la simple
redacción de una biografía auténtica del rey Juan Carlos.
5. Todo líder político de
un proceso de transición es esencialmente un tramposo de tal envergadura que el
mayor riesgo que corre es desacreditarse pronto.
6. Su carácter de clase era
lo que más se quería ocultar durante la transición: la mecánica del poder podía
cambiar de manos pero no el poder propiamente dicho. Lo que unió de verdad a
los vencedores de la transición no fue la Constitución de 1978 sino los
negocios.
7. Los medios de
comunicación fueron los cómplices y beneficiarios de una democracia
condicionada.
8. Sin la erosión de una
resistencia democrática, perseguida y sacrificada, el franquismo no hubiera
dejado jirones de sí mismo en el largo camino hacia su muerte.
9. La capacidad de
encantamiento de toda transición pacífica desde una dictadura hasta una
democracia procede de algo tan llamativo como que las víctimas consientan olvidar
a los verdugos.
10.
La mayor desfachatez de la clase política de nuestra
transición es que nos cobró un precio considerable, casi cabría decir abusivo,
dando la impresión de que nos hacía un favor.
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