“La ejecución de Companys aún es
incómoda para ciertas instancias”
Texto: Clara Ferrer Capó
Fotos Francesc Sans
Sábado, 07 de noviembre de 2015
RAMBLA
El pasado 15 de octubre se celebraban los 75 años de
la muerte del presidente republicano Lluís Companys. Una figura que ha merecido
gran cantidad de publicaciones y estudios pero del cual aún se desconocía,
hasta ahora, quién o quienes estaban detrás del fusilamiento de Montjuit
aquella mañana otoñal de 1.940.
El periodista de investigación Jordi Finestres con la
colaboración del fotógrafo e ilustrador Quim Roser, iniciaron una búsqueda en
2013 para intentar desvelar este misterio y así lo explicaron en una entrevista
en Catalunya
Radio el junio del año pasado. Por azares o coincidencias. Por azares o coincidencias de
La vida, alguien que estaba escuchando la radio en ese
momento y que conocía la identidad de quién disparó a Companys, decidió romper
el silencio para siempre, con la condición de que se mantuviera su absoluto
anonimato.
“Ciertamente hay muchos estudios sobre Companys, pero nos
planteamos si había alguna incógnita aún por resolver. La respuesta fue
afirmativa, especialmente respecto a su ejecución”. Cuenta el escritor del
libro Jordi Finestres.
“De hecho lo
que estábamos buscando es la historia del viejo pañuelo ensangrentado que
llevaba Companys en el momento de su muerte y que se supone cogió un sargento
como recuerdo”, añade el ilustrador Quim Roser.
Tras un año
de exhaustiva investigación, Finestres y Roser fueron el julio de 2.014 a
Catalunya Ràdio para explicar su proyecto.
Una vez terminado el programa, Finestres recibió un
mensaje privado de Facebook en
No quería desvelar directamente el nombre del
responsable, por lo que a lo largo de algunos encuentros iba dando pistas para
que fueran ellos mismos los que dieran con la incógnita.
“Lo que acabamos descubriendo al final de la
investigación es que la fuente anónima resulta ser el nieto del implicado que
estábamos buscando, de Benjamí Benet”, confiesa el periodista Finestres.
Según parece la madre de la fuente anónima contó este
secreto a su hijo antes de morir y se trataba de una especie de pacto familiar.
Sin embargo el periodista insiste en que no solamente
quería averiguar quién disparó, sino quienes estaban ahí y participaron en su
ejecución.
Además Finestres advierte que “no se trataba de un
grupo de fascistas que recibieron simplemente la orden de matarlo, sino que
cada uno tiene su biografía y hay toda una serie de confluencias y
consecuencias personales de ese procedimiento; algunos se conocen incluso
parece ser que después de la ejecución mantendrán algún tipo de relación y
otros, como el defensor de Companys, Ramón De Colubí, acabarán marchándose y
repudiando el régimen franquista.
Una conclusión importante a la que han llegado los
investigadores es que la inmensa mayoría de los presentes en el ajusticiamiento
del presidente eran catalanes.
“A partir de estacuestión hay muchas lecturas: si era
por una cuestión de cercanía o si era una cuestión de aleccionamiento a los
simpatizantes de Companys para que quedara claro que el nuevo régimen no estaba
para bromas y que la República era un episodio ya concluido definitivamente”,
justifica Rose. Además Finestres entrevistó a De Colubí en Caracas en 2003
y éste le confesó que había intentado salvar la vida de Compnys por última vez
enviando un telegrama urgente a Franco. “Aún así, creo que si lo hubiera
recibido, la suerte de Compànys no habría sido mejor, pues ya estaba escrita
antes de que fuera detenido en Francia. Es una cuestión de ejemplificar y sólo
en casos muy puntuales había indultos. Sólo en Catalunya hubo más de 2.500
ejecuciones en esa época” confiese Finestres.
Libro en mano, periodista e ilustrados coinciden en el
nieto de Benet está satisfecho: “Honestamente, creo que loslibros de Historia
tienen que explicar los hechos de forma objetiva y rigurosa. Es cierto que el
principio del libro arranca cuando este hombre vuelve a casa abatido después
del fusilamiento. Lo escribí cómo me contó la fuente a través del recuerdo de
su madre” argumenta el autor. Cuando se pregunta el por qué del secretismo que
envuelve el juicio y fusilamiento de Companys, Finestres afirma que se debe al
temor a una posible revuelta popular
.
“Hay que tener en cuenta que estamos hablando del 15
de octubre de 1940, y ocho días después de la ejecución de Companys había un
encuentro entre Hitler y Franco en Hendaya y mientra rtenái esta reunión,
Himmler, la mano derecha de Hitler, está
en Barcelona” alega el periodista.
Con todo, Finestres también apunta al deseo de querer
evitar una transcendencia de la noticia a escala internacional, ya que se trata
del único jefe de Gobierno ejecutado de forma oficial.
“La ejecución fue legal pero no fue justa, aunque
también hay estudios que afirman que dentro del procedimiento judicial hubo
irregularidades como, por ejemplo, el hecho de que no se admitiera a ningún
testigo de la defensa de Companys” señala Roser
De cara a futuras investigaciones sobre la muerte de
Companys, Finestres y Rosert quieren descubrir si de verdad existe o no el
pañuelo manchado de sangre del presidente que, se supone, está en posesión del
Ministerio de Defensa. Este santo sudario o reliquia no se colocó junto al
cadáver y parecer que hace diez años tenía que ser devuelto a Catalnya a partir
de un acuerdo entre Zapatero y Maragall.
Y es que, como advierten Finestres y Rose, “la muerte
de Companys aún resulta incómoda para ciertas instancias”
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