El Supremo confirma la expulsión del Ejército del teniente Gonzalo Segura
La sentencia recoge como hechos probados
que el teniente Ejército de Tierra continuó realizando declaraciones en los
medios de comunicación contra las Fuerzas Armadas y las autoridades militares.
Público 16-12-16
EUROPA PRESS
MADRID.- La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha desestimado el
recurso interpuesto por el teniente Luis Gonzalo Segura contra la sanción
disciplinaria de resolución de compromiso y que fue dictada por Defensa, como
autor de una falta muy grave consistente en realizar reiteradamente actos
contrarios a la disciplina y subordinación debida a los superiores.
La sentencia recoge como hechos probados que el teniente Ejército de Tierra después de cumplir una sanción de dos meses de arresto por dos faltas graves, continuó realizando declaraciones en los medios de comunicación contra las Fuerzas Armadas y las autoridades militares.
La sentencia recoge como hechos probados que el teniente Ejército de Tierra después de cumplir una sanción de dos meses de arresto por dos faltas graves, continuó realizando declaraciones en los medios de comunicación contra las Fuerzas Armadas y las autoridades militares.
En el recurso interpuesto, el militar sostuvo que la actuación
disciplinaria no era ajustada a derecho, que se le había generado
indefensión y que, además, la sanción era desproporcionada. Considera que
tendría que ser sustituida por una suspensión de empleo en grado mínimo, ya que
a su juicio se le había castigado por hablar y por denunciar casos de abusos y
corrupción en el cuerpo.
En junio de 2015 el entonces ministro de Defensa, Pedro Morenés, le expulsó del Ejército tras trece años de servicio y también se hizo eco de sus apariciones en los medios aunque nombró dos concretas; una en la que apareció en un programa de televisión vestido con el uniforme reglamentario y otra radiofónica.
De esta primera se hace eco el Tribunal Supremo que, en su sentencia, rechaza todas las cuestiones relativas a la indefensión y concluye que las expresiones y descalificaciones recogidas en los hechos probados "por su propio sentido gramatical, son tan claramente insultantes y afrentosas que el ánimo ofensivo se halla ínsito en ellas".
La Sala de lo Militar añade que se ha rebasado la simple intención de denuncia pública y que no se ha producido un exceso inadecuado y ocioso de su derecho a la crítica a sus superiores, sino verdaderos insultos y descalificaciones ciertamente ofensivos, atribuyendo a mandos y autoridades comportamientos corruptos y conductas contrarias a la ética y a la disciplina, excediendo con ello los razonables límites del derecho a la libertad de expresión.
La Sala entiende que, lejos de realizar una crítica mesurada, lo que el recurrente hizo fue "pura y llanamente ofender, imputando de manera generalizada, reiterada y contumaz a mandos y autoridades la comisión de actos arbitrarios, ilegales e inicuos", motivo por el que los magistrados sentencian que debe confirmarse su expulsión del ejército.
En junio de 2015 el entonces ministro de Defensa, Pedro Morenés, le expulsó del Ejército tras trece años de servicio y también se hizo eco de sus apariciones en los medios aunque nombró dos concretas; una en la que apareció en un programa de televisión vestido con el uniforme reglamentario y otra radiofónica.
De esta primera se hace eco el Tribunal Supremo que, en su sentencia, rechaza todas las cuestiones relativas a la indefensión y concluye que las expresiones y descalificaciones recogidas en los hechos probados "por su propio sentido gramatical, son tan claramente insultantes y afrentosas que el ánimo ofensivo se halla ínsito en ellas".
La Sala de lo Militar añade que se ha rebasado la simple intención de denuncia pública y que no se ha producido un exceso inadecuado y ocioso de su derecho a la crítica a sus superiores, sino verdaderos insultos y descalificaciones ciertamente ofensivos, atribuyendo a mandos y autoridades comportamientos corruptos y conductas contrarias a la ética y a la disciplina, excediendo con ello los razonables límites del derecho a la libertad de expresión.
La Sala entiende que, lejos de realizar una crítica mesurada, lo que el recurrente hizo fue "pura y llanamente ofender, imputando de manera generalizada, reiterada y contumaz a mandos y autoridades la comisión de actos arbitrarios, ilegales e inicuos", motivo por el que los magistrados sentencian que debe confirmarse su expulsión del ejército.
Ataque frontal a la disciplina
El alto tribunal añade que la sanción impuesta es razonable y proporcionada
en tanto que Segura realizó reiteradamente actos contrarios a la disciplina y
subordinación debida a los superiores, actos próximos en el tiempo, graves y
que ponen en peligro el bien jurídico protegido por la norma.
Para el Tribunal Supremo, está claro que "las graves acusaciones y descalificaciones" vertidas en un programa de televisión y en tres periódicos "suponen un ataque frontal a la disciplina al quebrar el respeto de autoridades, superiores y de la propia institución, por lo que no cabe sino concluir que el tipo elegido ha sido el adecuado".
Esa "gravedad y trascendencia" indica, según el tribunal, un persistente comportamiento disonante respecto de lo que se predica de un oficial de las Fuerzas Armadas y es absolutamente incompatible con esa condición y frontalmente contrario a sus deberes.
Para el Tribunal Supremo, está claro que "las graves acusaciones y descalificaciones" vertidas en un programa de televisión y en tres periódicos "suponen un ataque frontal a la disciplina al quebrar el respeto de autoridades, superiores y de la propia institución, por lo que no cabe sino concluir que el tipo elegido ha sido el adecuado".
Esa "gravedad y trascendencia" indica, según el tribunal, un persistente comportamiento disonante respecto de lo que se predica de un oficial de las Fuerzas Armadas y es absolutamente incompatible con esa condición y frontalmente contrario a sus deberes.
¡No podréis callarnos!
Tanto el
Tribunal Supremo como la Justicia Militar son más de proteger acosadores y
agresores sexuales, ladrones, torturadores, malversadores o fascistas, por
eso quien denuncia su existencia ha sido expulsado y todos ellos
siguen dentro de las Fuerzas Armadas. Hablar, hacerlo con claridad y sin
tapujos sigue siendo un crimen perseguido en nuestra sociedad, en eso que
muchos se empeñan en catalogar como democracia. Democracia que asciende a
general a golpistas y fascistas, que demuestra una enorme comodidad con
militares delincuentes entre sus filas, pero en la que no tenemos
espacio aquellos que denunciamos lo que no funciona en el sistema.
Democracia que amordaza a sus ciudadanos.
El insulto
es afirmar que hay matones de discoteca en referencia a los militares que
torturaron a dos prisioneros en Irak y la disciplina y la justicia es que ellos
sigan en el Ejército. El insulto es afirmar que la corrupción y la malversación
es generalizada y la justicia y la disciplina es cerrar con multas y
prescripciones el caso de los 10,5 millones de euros en facturas falsas del
Ejército del Aire que afectó a casi 3.000 mandos. El insulto es calificar la
mentalidad de la cúpula militar de franquista y retrógrada, la justicia y la disciplina
es que se celebren en instituciones militares actos de enaltecimiento de
Franco. El insulto es afirmar que el acoso sexual y laboral se fomenta, la
justicia y la disciplina es ascender a los acosadores y agresores sexuales. El
insulto, en definitiva, es denunciar e informar a la sociedad de lo que
acontece y la justicia y la disciplina es encubrirlo y protegerlo.
No será así
para siempre, pues somos muchos los que queremos cambiarlo. El insulto y
el ultraje al uniforme lo cometen todos aquellos que callan, que miran para
otro lado, que se van a su casa felices por cobrar un mes más permitiendo que
todo eso suceda. La verdadera justicia, esa que el mundo militar no conoce
ni por asomo, es denunciarlo, la justicia es servir a la ciudadanía y la justicia
es luchar hasta el final. Y eso es lo que pensamos hacer.
Siempre supe
que muchas puertas se cerrarían. Y así fue. Pero tengo una mala noticia
para todos vosotros: hubo muchas puertas que se abrieron, muchas personas
solidarias y no pensamos desistir. Creéis que la fuerza, la imposición de una
sentencia que escupe a la justicia, vuestro Régimen de Mordaza puede terminar
con esto. Os equivocáis. No sabéis cuánto os equivocáis. Muchos han demostrado
que no piensan rendirse y poco a poco ellos, todos y cada uno de ellos,
derribarán el muro que habéis construido.
Tengo que
dar gracias a la gente, maravillosa, que día a día se han sumado a esta causa.
Muchas gracias a todos los que me han dado aliento en estos años tan duros
cuando más lo necesitaba, muchas gracias por no dejarme solo, muchas gracias
por ser lo que yo no podía ser, muchas gracias por darme cobijo cuando me
esperaba la intemperie, muchas gracias por darme un plato cuando no lo tenía,
muchas gracias por darme un micrófono cuando nadie quería escucharme. Muchas
gracias por estar. Por vosotros afirmé que si volvía a las Fuerzas Armadas
sería para servir al pueblo y no a la cúpula militar. Me ratifico. Servir es
someterse a los derechos humanos, el derecho internacional y los intereses
de la ciudadanía; servir no es someterse a las arbitrariedades e injusticias
del cacique de turno.
Así pues,
hoy solo tengo un lamento: no haberlo hecho antes. Lamento que mi cobardía
durante años me hiciera callar y asentir. Ese es el único pesar que me
entristece hoy, porque debéis de saber que esto no ha terminado… En Europa
seremos muchos más.
¡No podréis
callarnos!
Luis Gonzalo
Segura, exteniente del Ejército de Tierra.
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