Buscar este blog

viernes, 27 de septiembre de 2019

Francisco Franco Caudillo del Cielo por la Gracia de Dios


Francisco Franco Caudillo del Cielo por la Gracia de Dios



Cada año, sus sempiternos adoradores esperan enardecidos que se produzca el milagro de la resurrección y una vez más en lugar de sentirse defraudados esperan pacientemente el 20N, aniversario de la subida al cielo de Francisco Franco, el Generalísimo,  aupado por toda la corte celestial compuesta por ángeles, arcángeles, querubines, etc… Lo sorprendente es que, hasta ahora, todavía no haya subido a los altares. Su manoseada efigie por el roce en millones de monedas, debería haber figurado en el “Gloria de Bernini” y posteriormente ser venerado. No obstante, de fuentes fidedignas, nos ha llegado cierta información  que nos podría aclarar esta circunstancia.

   Parece ser que nada más llegar al cielo, con su proverbial carisma, se granjeó la amistad de los ministros del Jefe que pronto le nombraron responsable de su ejército. Lo primero que hizo fue implantar sus leyes (ya experimentadas en otra ocasión con excelentes resultados) que se reducían a tres prohibiciones: Ni  alcohol, ni misas, ni mujeres. La tropa quedó sobradamente preparada.

   Lo cierto es que al poco tiempo tuvo que rectificar y lo dejó solamente en dos: Ni alcohol, ni mujeres. Por tratarse del único Generalísimo que existía en el firmamento fue ascendido a la diestra de J.C. (el Jefe) en calidad de “asesor personal”. Craso error porque una vez más el nombramiento no colmó su desatada ambición personal haciendo florecer de nuevo su felonía retornando a las andadas dando otro golpe de estado. Otra traición.

   Volvió a crucificar al Jefe, encarceló a sus ministros los Apóstoles y repitió la persecución y la ejecución de todos los “judeo-masónicos rojos y republicanos” que fueron señalados por índices delatores. Las tapias de los cementerios, las cunetas de todos los caminos del Edén se vieron inundados de fosas anónimas improvisadas.

   En los billetes y monedas del Paraíso se ha inscrito la leyenda: Franco, Caudillo del Cielo por la Gracia de Dios y en un paradisíaco rincón del Edén se ha vuelto a construir (con mano de obra procedente del Purgatorio e incluso del mismísimo Infierno) otro Valle de los Caídos que se ha dejado para él solo, cuando  le llegue su hora en la eternidad y los turistas puedan leer un cartelito que diga, haciendo gala una vez más de la gran modestia que le embargaba: Aquí yace Dios.

    Los de su Fundación, su Familia y los detractores mantienen una pugna encarnecida por los restos mortales del Caudillo y el lugar donde cada uno cree debería estar.

   Angelitos, inocentes angelitos que no se han enterado que Francisco, Paulino, Hermenegildo, Teódulo, Franco Bahamonde Salgado-Araujo y Pardo, el  “Enviado de Dios hecho Caudillo. Espada del Altísimo”, 'alto y hercúleo', de 'complexión robusta', de 'voz de hierro', de 'rostro broncíneo', de 'mirada firme' y de 'pulso seguro", aunque nunca tuviese el valor de salir del “armario”, está en el Cielo y después de armar la de “Dios es Cristo”, se ha autoproclamado: El Jefe.



Muy pronto los restos mortales del Caudillo, Generalísimo, Criminalísimo por la Gracia de Dios serán exhumados después de 80 años, ser el dictador más longevo en el mundo de  una fosa faraónica, pero sus admiradores-veneradores y sus enemigos-detractores, no se ponen de acuerdo en el lugar donde deban enterrar los huesos del infame genocida dictador.

  Sus seguidores no quieren que salga de la Basílica del Valle de los Caídos, que construyó a su majen y semejanza con mano de obra esclavizada. Hizo una mezcla de “buenos y malos” (más de 30.000) y los enterró para que le diesen gloria y esplendor. En el peor de los casos quieren otra catedral para que cada año lo 20N acudan en peregrinación a venerarle.

  Los “malos”, los “rojos-judeo-masónicos” prefieren un Valle de los Caídos  dinamitado y convertido en escombros. En el peor de los casos que fuese un museo con todas las maldades criminales que hizo el sátrapa colocando estratégicamente los mingitorios (masculinos y femeninos) encima de la tumba del genocida.

No obstante la idea más generalizada, la que prolifera por doquier en todos los mentideros, es la de exhumar al criminal dictador subrepticiamente en la oscuridad de la noche, meterlo en un coche y hacer kilómetros. Cuándo los ocupantes pregunten dónde estamos después de muchas horas de viaje, parar y en la primera cuneta que tuviesen hacer un socavón y enterrar la repelente urna.

 En realidad  los restos de este repelente asesino deberían ser abocados en uno de esos retretes malolientes y sucios donde debes hacer tus necesidades en cuclillas con los pies encima de dos ladrillos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario