Las
raíces del árbol podrido del PP
No vale la metáfora de las
"manzanas podridas": el árbol del PP está podrido desde sus raíces;
está emponzoñado desde que nació
eldiario.es
“En el PP somos como somos”, decía hace
unos días Mariano Rajoy en su visita a Valencia, cuando le
preguntaban por los últimos casos de corrupción en una autonomía que ha cantado
bingo con todos sus corruptos presidentes de la Diputación: en Castellón,
Carlos Fabra, hoy en prisión; en Alicante, Joaquín Ripoll, imputado por el caso
Brugal; y en Valencia, Alfonso Rus, el contador de billetes que sabe
llegar hasta los “dos millones de pelas”. En el PP “son como son” y lo son
desde hace mucho: desde que el partido nació.
Sobresueldos
para los dirigentes mientras los trabajadores del partido no cotizaban en la
Seguridad Social. Pagos en negro y caja B mientras Aznar se
presentaba en público como el mayor azote contra la corrupción. Cuentas
ocultas, donde el dinero entraba en efectivo y salía en cheques al portador
(que firmaba García Tizón, el hoy presidente de la comisión constitucional de
Congreso). Un descontrol absoluto con la contabilidad (que quedó
impune), con momentos tan berlanguianos como que robasen en el grupo
parlamentario del PP en la Asamblea Madrid al PP de aquellos años unos cuantos
cheques al portador que estaban en un taco para pagar a los diputados;
parlamentarios al portador que se robaban entre ellos. Enternecedor.
Los papeles
de Naseiro tienen ya un cuarto de siglo, pero su historia sigue
de plena actualidad. Son cientos de documentos –aún nos quedan por publicar–
que demuestran que ya no vale esa metáfora de las “manzanas podridas”, de la
responsabilidad individual. Las manzanas las da un manzano y este árbol está
podrido desde sus raíces; está emponzoñado desde que nació.
Naseiro, sé fuerte
El primer tesorero en apuros que echó un pulso
al presidente del PP para que le protegiese, para que le ayudase,
para que no le dejase caer, no fue Luis Bárcenas: fue Rosendo Naseiro. La gran
diferencia es que Naseiro fue mucho más discreto y ese pulso lo ganó.
Los documentos
notariales que ha publicado en exclusiva eldiario.es (ante el
estruendoso silencio del resto de la prensa escrita) son bastante claros. La
amenaza era evidente, y para nada sutil Naseiro presentó su dimisión desde un
notario, pero antes dejó escrito que tiraría de la manta si el PP le intentaba
convertir en el “chivo expiatorio” de la caja B y toda la mugre en las finanzas
del partido incompatible con la corrupción. Naseiro señalaba directamente a la
cabeza del partido: al presidente
José María Aznar que aún hoy preside el mayor think tank conservador,
la FAES, que se financia con fondos públicos. Según Naseiro, Aznar era el
máximo responsable de la caja B y de toda la gestión de la tesorería del PP que
estamos desvelando en estos días. Naseiro tenía algo más que su dedo acusador:
también muchos documentos. Por eso la amenaza funcionó.
Todo está prescrito, claro. ¿Las
responsabilidades políticas también?
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