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martes, 6 de diciembre de 2016

¿Dios tiene alma? (Hemeroteca)

¿Dios tiene alma?
En Haití acaba de hacer un Pan como unas hostias, otra gran chapuza que nos plantea la ingenua pregunta.
 Se ha detectado que entre sus obispos la carencia es muy notable. Veamos unos ejemplos.


El recién estrenado obispo de San Sebastián, tan cuestionado y polémico, José Ignacio Munilla afirmó en la Cadena SER que “es peor nuestra pobre situación espiritual que la catástrofe de Haití”

 Otra prenda del catolicismo hispano, el cardenal Antonio Cañizares, el de las vestimentas tan de “Reinona Drag Queen” sostuvo hace unos meses, que la pederastia- tan habitual en miles de sacerdotes en todo el mundo- era menos grave que un aborto. Es obvio, por otro lado, que los príncipes de la Iglesia podrán ser pederastas pero nunca abortarán.


Y por último, la joya del catolicismo patrio, Javier Martínez, Arzobispo de Granada, que escupió sin despeinarse: “Si la mujer aborta, el varón puede abusar de ella.”

Este santo varón, en el año 2007 fue condenado por acoso moral, injurias, calumnias y coacciones a otro sacerdote, aunque posteriormente la Audiencia Provincial le absolvió de pagar la multa de 3.700 euros. En ese mismo año había boicoteado la asignatura Educación para la Ciudadanía, expulsó a dos monjas por ser extranjeras, trasladó al llamado “párroco solidario de Albuñol” por acoger inmigrantes en su casa y defendió a un cura acusado de pederastia.  En el 2006 estuvo muy ocupado fletando autobuses para engrosar las manifestaciones contra el matrimonio homosexual. Ha proclamado a los cuatro vientos que “el condón ha sido  la causa de propagar el SIDA en África” y que “una democracia sin valores se convierte en una dictadura”.
Evidentemente ninguno de estos tres prelados purpurados puede considerarse como el afortunado poseedor de un alma. Y dios ¿la tiene?
Haiti uno de los países más pobres de la tierra fue poblada fundamentalmente por esclavos que llegaron a ser libres o al menos eso fue lo que pensaron. A lo largo de los años han sufrido inundaciones, plagas, terremotos, dictaduras, la devastación de políticos muy corruptos y la religión. Hay quien les acusa, a pesar de que los católicos son probablemente una mayoría, de recibir un castigo de dios por alternar con la religión autóctona.


 Hoy, todos nos volcamos con Haití, acudimos en su ayuda solidariamente. Debemos erradicar la caridad que siempre esconde grandes dosis de injusticia, y mañana, la semana que viene, el mes próximo…nos habremos olvidado. Hay demasiados muertos y las imágenes que nos llegan (el bombero español con el niño rescatado) son estremecedoras para casi todo el mundo. Para el obispo de San Sebastián parece ser que no.
El Vaticano cree que todos esos muertos han ido directamente al cielo, pero dios, que no los quiere empadronar después de haberles hecho esa gran putada con el terremoto, se fue en busca de dictadores, monarquías corruptas, políticos inmorales, con el fin de agasajarlos, piropearlos y algunos cederles su sitio bajo palio. Los parias de la Tierra, negros con el alma blanca, no hacen más que aporrear las puertas de la Gloria Celestial sin entender lo que ocurre, pero nadie les abre. Vagan por el firmamento, desorientados, como lo han hecho toda su vida.
Pueden estar tranquilos que no les faltará ni una misa, ni un solo rezo, millones de plegarias…Lo malo es que ningún muerto tiene pasaporte.
Con los vivos hay que darse mucha prisa llevándoles medicinas, alimentos, agua, ropa, bolsas para enterrar a sus muertos, antes de que una epidemia acabe con todos. La putrefacción de los cadáveres amontonados en medio de las calles produce un olor insoportable. Miseria, caos, tristeza, hambre, sed y dolor, muchísimo dolor. Alabado sea dios.

Luis Viadel                   


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