Franco, el
franquismo y los profanadores de tumbas
NuevaTribuna
14-10-18
Sacar el
cadáver de Franco del Valle de los Caídos para que repose en la Almudena es un
penoso sarcasmo pero que radiografía muy bien la génesis y los entresijos del
régimen del 78
En el transcurso de la Revolución
Francesa, se debatía ardorosamente en la Asamblea Nacional la oportunidad de
juzgar al rey, Luis XVI. En medio del apasionamiento dialéctico y oratorio tomó
la palabra Robespierre para advertirle a la cámara que si los diputados votaban
mayoritariamente a favor de juzgar al Borbón, tendrían que hacerle un juicio
justo y ello implicaba la posibilidad de que fuera absuelto, es más, por la
presunción de inocencia ya se debería de considerar al rey destronado como
libre de culpa y si eso ocurría la revolución quedaría reducida a un simple
motín y los revolucionarios a una banda de sediciosos. Por lo tanto, concluía
Robespierre, el juicio era extemporáneo por cuanto el hecho de la misma
revolución suponía la condena por el pueblo y la historia del monarca.
Sin embargo, nadie advirtió al gobierno de Sánchez, al contrario que en
el caso de Luis XVI, que ni la historia ni el pueblo había juzgado de facto al
franquismo y que el hecho de que la Transición se sustanciara en pasar de la
legalidad a la legalidad suponía dejar intacto al Estado nacido el 18 de julio,
sin que, por tanto, fuera abolido, ni refutado, ni sus capilaridades
psicológicas y sociológicas legalmente censuradas. No hubo depuraciones ni en
la judicatura franquista, ni en la policía, ni en ningún órgano estatal de la
dictadura y la misma jefatura del Estado lo fue por designación directa de
Franco.
Al no ser el franquismo abolido, ni
juzgado, ni condenado, y ser, como consecuencia, el régimen nacido de la
Transición el franquismo reformado, el gobierno socialista carece de resortes
legales para conseguir lo que en realidad racionalmente se pretende: que la
tumba del dictador no sea un icono para la manifestación y peregrinación
panegírica de su figura. Sacar el
cadáver de Franco del Valle de los Caídos para que repose en la catedral de la
Almudena, en el centro de Madrid, además con honores militares, es un penoso
sarcasmo pero que radiografía muy bien la génesis y los entresijos del régimen
del 78. Francisco Franco Bahamonde murió conservando todos los honores,
distinciones, grados, prerrogativas, canonjías y demás privilegios de su caudillaje
sin que antes o después de su extinción biológica sufrieran el menor menoscabo
legal. Esa anomalía histórica llamada Transición ha producido que sea muy
difícil combatir la iconografía del franquismo desde un régimen nacido del
franquismo sin Franco.
Todo ello produce destellos
esquizoides pero que son axiales en el contexto de la lógica del sistema. Las
declaraciones del general Monzón, en la reserva, afirmando que Franco no
era ningún genocida y no asesinó a nadie ya que durante
la Guerra Civil y al término de la misma, la legalidad penal
militar condenó de muerte a los que se lo merecían, y que dichas palabras no
tengan ningún tipo de repercusión legal mientras que hacer un chiste sobre
Carrero Blanco conlleve tres años de cárcel, es una prueba manifiesta de la
vigencia del franquismo en la vertebración del Estado de la Transición. ¿Alguien puede imaginarse a un general
retirado alemán o italiano afirmando que los asesinados por Hitler o Mussolini
se lo merecían? Es parte de la anomalía española ya que en nuestro país la
posguerra mundial se vivió, por la vigencia de la dictadura filofascista de
Franco, como si hubieran triunfado las fuerzas del Eje, hasta los niños de la
época leyendo el comic “Hazañas bélicas” podían tener como héroes, inimaginable
en los niños del resto de Europa, a los soldados de las SS combatiendo a las
hordas rojas en el frente del Este.
Por todo ello, al igual que si Luis
XVI era inocente, la Revolución hubiera quedado en un simple motín, si Franco
sólo fue vencido por la biología, los que trasladen su cadáver pueden quedar
reducidos a profanadores de tumbas. Primero hay que sacar a Franco del Estado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario