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miércoles, 7 de diciembre de 2016

El Kama Sutra Católico

El Kama Sutra Católico
Se acabó la postura del misionero y los remilgos sexuales. Los católicos también pueden tener una vida sexual pasional y excitante, o eso es al menos lo que cree un franciscano polaco en su libro 'El Kama Sutra Católico'.
Según Ksawery Knotz, durante el coito las parejas casadas "pueden mostrar su amor en todos los sentidos", incluso "empleando la estimulación manual y oral" sin que por ello "se ofenda a Dios".
"Algunas personas, cuando hablan de las relaciones sexuales dentro del matrimonio católico, piensan que están privadas de alegría, pasión y fantasía. Creen que el sexo tiene que ser triste como un himno tradicional de la iglesia. Son personas que no entienden que Dios quiere que tengan una vida sexual feliz", afirma el franciscano asentado en un monasterio fuera de Cracovia.


ideal.es

Ksawery Knotz: «Dios también está en el sexo»

El fraile polaco defiende el sexo oral y los juegos eróticos, aunque siempre dentro del matrimonio 

17.01.11
PÍO GARCÍA

Al fraile capuchino Ksawery Knotz (Cracovia, 1965) no le incomoda hablar de sexo. Cuando estudiaba preescolar, su madre le regaló un libro con dibujitos y le explicó, punto por punto, los misterios de la reproducción humana. Nada de semillitas, nada de abejitas libadoras y, sobre todo, nada de tabúes. «Mis padres trataron el sexo de una manera sana», reconoce el padre Knotz. Luego le entró la vocación, se doctoró en Teología Pastoral y se metió capuchino. Cuando comenzó a trabajar como asesor espiritual de matrimonios, percibió el temor con que algunas parejas católicas practicaban el sexo. Lo veían como una cosa pecaminosa, sucia, frustrante. Y entonces decidió publicar un libro ('El sexo como Dios manda') para conciliar el mandato cristiano con la actividad marital. En la ultracatólica Polonia, sus palabras cayeron con el estruendo de un obús, aunque la jerarquía no le pudo poner ni un solo pero: «Los Evangelios no contienen ni por asomo un mensaje antisexual; más bien todo lo contrario».


Tras aquel primer libro, que resultó todo un éxito de ventas, el fraile presenta ahora una segunda parte: 'No le tengas miedo al sexo, así que ama y haz lo que quieras'. El volumen, editado por RJL, se presentó el pasado miércoles en el Centro Riojano de Madrid y, aunque todavía no ha llegado a las librerías, ya está a la venta por internet. En esta ocasión, el texto llega en forma de conversación con el profesor Sylvester Szefer. Y sus palabras pueden crear alboroto en algunos lectores. El fraile, como declaraba al periódico polaco 'Gazeta Wyborcza', anima a convertir el acto sexual en una fiesta: «Yo les digo: tenéis vuestra posición preferida, la lencería, los perfumes que os gustan en el dormitorio, pues entonces... ¡aprovechadlo!».


Sexo oral, sí; vibradores, no
Más aún, el padre Knotz anima incluso a adentrarse por las sendas del sexo oral, aunque solo como juego previo: «¿Cómo puede ser algo inmoral cuando las caricias orales ayudan a la pareja a estar junta de una manera más íntima?». Eso sí, las diversiones laterales tienen ciertos límites, al menos desde el punto de vista católico: «Vibradores o bolas chinas es ya irse demasiado lejos. Vale la pena buscar el placer en la propia relación y no en complementos artificiales».
Al tratado del fraile polaco le han apellidado el 'Kama Sutra' para católicos, aunque al autor no le hace mucha gracia: «Es una cosa de marketing y espero que no desvirtúe la esencia del libro». El padre Knotz no recomienda posturas, pero anima a disfrutar del sexo sin miedo: «Los esposos deben sentirse libres y no dedicarse a sortear prohibiciones. Yo suelo comparar el sexo a un partido de fútbol en el que hay que meter un gol, pero también es importante el estilo de juego».
Eso sí: siempre hay que buscar el gol. Este partido, según Knotz, no se puede jugar sin ariete: ni la masturbación ni los preservativos son admisibles, salvo en circunstancias especiales. Porque el fraile capuchino no es un padre Apeles cualquiera: ejerce su magisterio con el apoyo de la jerarquía y no se desvía de la ortodoxia. Por eso no vacila cuando asegura que el orgasmo «puede ser una experiencia religiosa» y que Dios «también está en la vida sexual».

 

 



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