Por qué
seguimos sin conocer el cuerpo de las mujeres
The Huffignton Post
27/10/2016
Esta podría ser la única explicación verdadera y necesaria para lo que, entre los sexólogos e investigadores, se conoce como The Orgasm Gap [la brecha orgásmica]. El concepto hace referencia a la afirmación que defiende que por cada vez que una mujer heterosexual llega al orgasmo, un hombre heterosexual lo alcanza tres veces.
Cualquier individuo poco familiarizado con la clitopedia podría emplear esta información para mostrar que las mujeres no son tan sexuales como los hombres o que el cuerpo de la mujer no está programado para el placer.
No obstante, también se observa que las mujeres que mantienen relaciones sexuales con otras mujeres tienen el mismo número de orgasmos que los hombres y alcanzan el clímax con la misma frecuencia que los varones heterosexuales. Y esto también se cumple cuando las mujeres se masturban.
UN ÓRGANO CON 8.000 TERMINACIONES
NERVIOSAS
El escritor y experto en sexo Ian
Kerner llama a este fenómeno The Intercourse Discourse [el discurso del
coito], y así lo explicaba a The Huffington Post:
“El discurso del coito promueve la hegemonía del pene
sobre el clítoris, refuerza una narrativa sexual lineal que se asocia
simplemente a la respuesta sexual masculina y, como consecuencia, relega el
orgasmo de la mujer a los extrarradios del placer sexual. Además, reproduce la
propaganda de que a las mujeres no les importa tanto como a los hombres tener
orgasmos o de que las mujeres deberían experimentar un deseo espontáneo igual
que los hombres.
Parece que la cultura casi siempre
opera con la siguiente fórmula:
Pene + Vagina = Sexo, Orgasmo, Sexualidad, Sensualidad, Felicidad.
Pene + Vagina = Sexo, Orgasmo, Sexualidad, Sensualidad, Felicidad.
Y cuando la ecuación no encaja
perfectamente con individuos de cualquier género, la respuesta automática no
es: “La ecuación tiene algún fallo”.
La primera respuesta es: “Yo
tengo algún fallo. Algo me pasa. Algo me falta”.
Muchas personas sufren en silencio
esa persistente sensación de fracaso, mientras intentan adaptarse a la única
ecuación que se les ha ofrecido y tratan de aceptar unas afirmaciones
desmentidas hace ya mucho tiempo.
Según Kerner, los efectos de esas
afirmaciones están muy extendidos.
“Como el discurso del coito no privilegia la
estimulación clitoriana (la gran mayoría de las posturas del coito no estimulan
el clítoris continuamente), hay muchas mujeres que no tienen orgasmos de forma
regular cuando practican sexo en pareja. Como consecuencia, muchas mujeres no
disfrutan del sexo tanto como podrían, se muestran menos predispuestas hacia el
sexo y se sienten ‘sexualmente rotas’. El poder de este discurso es tal que las
mujeres se ven obligadas a fingir el orgasmo en vez de enfrentarse a ello”.
Es fácil encontrar libros y más
libros que detallan posturas sexuales para las que se necesitaría la
flexibilidad de un acróbata del Circo del Sol. En cambio, el consejo de juega
con un órgano que activa 8.000 terminaciones nerviosas debe parecer
demasiado simple o demasiado pornográfico o demasiado aterrador como para hacer
hincapié en él.
LA ANATOMÍA DEL CLÍTORIS EN SEIS
DATOS
1.El clítoris no está situado dentro
de la vagina. De hecho, el término ‘vagina’ sólo hace referencia a la abertura
y conducto genital.
2.La estructura del clítoris es, en
su totalidad, bastante similar a la del pene en cuanto a tamaño.
3.Tiene un tejido eréctil que
incluso aumenta de tamaño con la excitación.
4.Tiene el doble de terminaciones
nerviosas que un pene.
5.Su flujo sanguíneo le permite
crecer continuamente, dando la posibilidad a cualquier persona con clítoris de
experimentar orgasmos múltiples.
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