Un documental revela el encubrimiento de la Iglesia católica a los curas
pedófilos
'No Abusarás' expone no sólo los testimonios de
víctimas que fueron sometidas a vejaciones sexuales por parte de curas, sino
que se adentra en los mecanismos de doble filo desplegados por los altas
jerarcas de la iglesia, con el papa Francisco a la cabeza, para que las
denuncias no lleguen a la justicia y así no tengan repercusión pública.
Público
Padre Román único procesado en el caso
Romanones, vergonzosamente absuelto.
Ana Delicado
El próximo 26 de marzo se estrena en Internet el
documental argentino “No abusarás. El mandamiento negado en la Iglesia de
Francisco”, que revela la complicidad del Estado del Vaticano para ocultar
las denuncias contra los sacerdotes que cometieron abusos sexuales contra niños
y adolescentes.
En apenas media hora, el documental No Abusarás
expone no sólo los testimonios de víctimas que fueron sometidas a vejaciones
sexuales por parte de curas, sino que se adentra en los mecanismos de doble
filo desplegados por los altas jerarcas de la iglesia, con el papa Francisco a
la cabeza, para que las denuncias no lleguen a la justicia y así no tengan
repercusión pública.
La película desvela los testimonios de argentinos como
Julieta Añazco, que reveló los abusos del sacerdote Ricardo Giménez; de Fabián
Schunk, quien denunció a Justo José Ilarraz, un prelado que este año será
llevado a juicio por pedofilia; y de Daniel Sgardellis, que expuso las
violaciones que perpetraron durante más de tres décadas los curas del Instituto
Próvolo, al que asisten niños con déficits auditivos y de lenguaje.
El papa Francisco no sólo conocía estos casos, sino
que en ningún momento mostró interés
El argentino Jorge Bergoglio, más conocido como el
papa Francisco, “no sólo conocía estos casos, sino que víctimas como Añazco,
referente en Argentina de la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico (SNAP,
por sus siglas en inglés), le acercaron sus denuncias cuando llegó a la silla
pretil del Vaticano sin que en ningún momento hubiera demostración alguna de
interés”, explica a Público uno de los coproductores del documental,
Julián Maradeo.
El pontífice católico también supo de las acusaciones
de pederastia que cercaron al cura Ilarraz. “Los denunciantes le enviaron una
investigación interna que había hecho el cardenal emérito Estanislao Carlich
cuando durante la década 90 era arzobispo de Paraná (en la provincia de Entre
Ríos, este), y en ningún momento recurrió a la justicia ordinaria o a la
confederación del Vaticano que estudia estos casos”, recuerda este periodista.
Por el contrario, Ilarraz fue enviado dos años a Roma
y luego se radicó en la provincia argentina de Tucumán (noroeste) “para
vivir de su ministerio como sacerdote”.
2014, el papa Francisco se reunió con seis víctimas de
abusos sacerdotales, ninguna de ellas argentina. “Es una forma de mantener su
poder a nivel local, porque podía generarle inconvenientes en las relaciones de
fuerza que tiene en la comunidad católica del país”, sostiene Maradeo.
El periodista argentino publicó en 2015, en su libro La
derecha católica: de la contrarrevolución a Francisco, una investigación
que elaboró durante seis años sobre el poder que el integrismo católico en
Argentina acumuló desde finales de la década de los 50.
“Paraná fue la base de operaciones del integrismo
católico argentino durante los años 70, y la principal referencia es el
cura Ilarraz, quien abusó de medio centenar de niños entre 1984 y 1992”, afirma
el coproductor.
De víctimas a
sobrevivientes
La mayoría de las víctimas de abusos sacerdotales
tarda entre 15 y 20 años en romper el silencio. Ante el esfuerzo que conlleva
realizar estas denuncias, y la lentitud de la justicia, “se produce un proceso
de revictimización, por eso muchos hablan de que se están convirtiendo en
sobrevivientes, un estadio posterior al de víctimas” agrega.
Así empieza otro derrotero: “la lucha contra otra
institución que pergeña todo un esquema de encubrimiento para silenciar los
casos y garantizar la impunidad de los victimarios”, detalla el argentino
Daniel Satur, también coproductor del documental y periodista del periódico
digital La Izquierda Diario.
La justicia argentina tramita en la actualidad 15
causas contra curas pederastas
La justicia argentina tramita en la actualidad 15
causas contra curas pederastas, casos en los que de nuevo se observa la
complicidad de la iglesia católica con los victimarios, asegura Satur. El
documental narra cómo dos comisiones de la ONU determinaron en 2014 que el
Vaticano debía modificar su propia legislación interna, “porque en ella hay
muchas piezas que confluyen en el encubrimiento de los abusos”.
“Es una práctica sistemática de miles de curas en todo
el mundo, y las sanciones no son otra cosa que traslados, o a lo sumo, retiros
de oración, algo perverso, porque hace borrón y cuenta nueva con sacerdotes que
van a seguir reproduciendo sus prácticas”, precisa Satur.
Fue la situación de algunos prelados de Italia que se
refugiaron en el Instituto Próvolo durante la década de los 80, como el
sacerdote Nicola Corradi, hoy detenido, que tuvieron bajo su responsabilidad
a niños y adolescentes sordos con los que continuaron cometiendo
aberraciones durante los siguientes 30 años.
“La iglesia actúa con una directiva: en vez de ir a la
justicia ordinaria, desarrolla todo un trámite interno en el cual se analiza el
caso, y la forma de resolución que encuentra es el traslado de los victimarios
para que no esté en frente de los niños abusados, sino frente a otros”, aclara
el periodista.
Con las víctimas, en cambio, “hay un intento
permanente de convencimiento para que los hechos no transciendan, diciéndoles
que son desvíos o enfermedades de las sacerdotes, y ofrecen arreglos
económicos a cambio de que los denunciantes no recurran a la justicia”.
En su propio país, el papa Francisco ha operado de
acuerdo a esa conducta, añade Satur. Como presidente de la Conferencia
Episcopal Argentina, el entonces cardenal Bergoglio encargó la redacción de
cuatro libros en defensa del cura Julio Grassi, condenado en 2009 a 15 años de
prisión por abusar sexualmente de un menor.
Blaine pide cambios de fondo en el Código Canónico
El último de los libros fue publicado en 2013, cuando
el cardenal había ascendido hasta la jefatura de la iglesia católica, y Grassi
finalmente pisaba la cárcel tras la ratificación de la pena por parte de la
Corte Suprema de la provincia de Buenos Aires, que fue confirmada esta semana
por la Corte Suprema de Argentina.
En el documental también participa la fundadora de
SNAP, Bárbara Blaine, muy conocida a partir de la película estadounidense
Spotlight, ganadora del Oscar a la mejor película en 2016. Blaine pide cambios
de fondo en el Código Canónico para que intercedan en las comisiones de
investigación del Vaticano especialistas ajenos a la órbita católica, y para
que los sacerdotes sospechosos de abusos sean llevados directamente, sin
intermediaciones eclesiásticas, ante la justicia ordinaria.
La película concluye con testimonios de las víctimas
que aluden a una preocupación recurrente: su temor a que otros niños estén
padeciendo en el presente lo que ellas sufrieron durante años.
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