Manifiesto
YoSoyCassandra
Yo
también me río con los chistes de Carrero y su viaje espacial financiado por
ETA
ctxt
29 de Marzo de
2017
Cassandra Vera.
Luis Grañena
En solidaridad
con Cassandra Vera, la joven estudiante de Historia condenada el 29 de marzo
por la Audiencia Nacional a un año de cárcel y siete de inhabilitación por un
delito de humillación a las víctimas del terrorismo, republicamos aquí sus
chistes sobre el atentado contra el almirante Luis Carrero Blanco (20 de
diciembre de 1973), quien fuera presidente del Gobierno bajo la dictadura del
general golpista Francisco Franco.
Tuitear no es
delito. El mal gusto no es delito. La sátira no es delito. El humor negro no es
delito. La opinión no es delito. Basta de mordazas.
29 de noviembre
de 2013:
“ETA impulsó
una política contra los coches oficiales combinada con un programa espacial”
20 de diciembre
de 2013:
“Película: A
tres metros sobre el cielo, Producción: ETA films. Director: Argala.
Protagonista: Carrero Blanco. Género: Carrera espacial”
5 de abril de
2014:
“Kissinger le
regaló a Carrero Blanco un trozo de la luna, ETA le pagó el viaje a ella”
28 de abril de
2014:
“Si hacer
chistes de Carrero Blanco es enaltecimiento del terrorismo...”
8 de julio de
2014:
“Perdone usted,
@GcekaElectronic, un respeto por el gran Carrero, la estación internacional de
la ETA puso todo su esfuerzo”
30 de junio de
2015:
“¿Ya no puedo
hacer chistes de Carrero Blanco?”
4 de septiembre
de 2015:
“Elecciones el
día del aniversario del viaje espacial de Carrero Blanco. Interesante”
22 de
septiembre de 2015:
“Spiderman VS
Carrero Blanco”
Junto a una
imagen del heróe de cómic de espaldas observando un vehículo que vuela entre
edificios
21 de octubre
de 2015:
“¿Carrero
Blanco también regresó al futuro con su coche? #RegresoAlFuturo”
20 de diciembre
de 2015:
“Feliz 20 de
diciembre”
Acompañado de
una imagen del atentado de ETA contra Luis Carrero Blanco y dos imágenes que
recrean el momento de la explosión y la trayectoria ascendente del vehículo.
20 de diciembre
de 2015:
“20D”
Junto a la
imagen de un astronauta con la cara de Carrero Blanco, en la luna, y la bandera
de la dictadura franquista.
21 de diciembre
de 2015:
“URSS VS SPAIN.
URSS Yuri Gagarin VS SPAIN Carrero Blanco”
Acompañado
de una imagen del astronauta ruso Yuri Gagarin y el rostro del almirante
Carrero Blanco.
16 de enero de
2016:
“Contigo quiero
volar, para poder verte desde el cielo en busca de lo imposible que se escapa
entre mis dedos”
El tuit incluía
emoticonos de notas musicales y dos imágenes, una fotografía del atentado
contra Carrero Blanco y otra que recrea la trayectoria ascendente del vehículo.
Firmas
Nuria
Alabao
Santiago Alba
Rico
Mónica Andrade
Amanda Andrades
Ángeles
Caballero
Gorka Castillo
Sebastiaan
Faber
Cristina
Fallarás
Alberto
Fernández (Boca del logo)
Manolo Finish
Soledad
Gallego-Díaz
Luis García
Montero
Pilar Garrido
Almudena
Grandes
Vanesa Jiménez
Rubén Juste de
Ancos
Marina Lobo
Malagón
Miguel Mora
Adriana M.
Andrade
José Luis Marín
Guillem
Martínez
Francisco
Pastor
Pedripol
Emilio de la
Peña
Cristina
Peñamarín
Xosé Manuel
Pereiro
Esteban Ordóñez
Miguel Ángel
Ortega Lucas
Gerardo Tecé
Antonio Tena
Luis Felipe
Torrente
Javier
Valenzuela
Willy Veleta
Si quieres
sumarte a este manifiesto, deja tu nombre y apellidos en los comentarios.
Editorial
Somos Cassandra
30 de Marzo de
2017
Ya es tarde
para las disquisiciones jurisprudenciales sobre la interpretación más correcta
del delito de enaltecimiento del terrorismo y de humillación de las víctimas.
La intencionalidad, el contexto, los bienes jurídicos protegidos, los límites
de la libertad de expresión y las demás variables interpretativas no han podido
evitar que las fuerzas policiales, la Fiscalía y la Audiencia Nacional se hayan
convertido en instrumentos de represión de banalidades, chistes y sátiras
expresados en las redes sociales. Además de eso, las tres instituciones ejercen
esa represión de la disidencia y la libertad de expresión con más énfasis del
que se ponía en la última época de la dictadura franquista, lo cual significa
que en algún momento nos hemos equivocado.
Cuando se
dictan sentencias que sumen en la perplejidad a la sociedad civil al condenar
como delito de terrorismo conductas que son mayoritariamente percibidas con
total naturalidad como simple ruido ambiental que no daña más que al que se
obsesiona en escucharlo y amplificarlo para sentirse dolido, es que algo
estamos haciendo mal en este país. Por eso, la brutal condena de cárcel e
inhabilitación a la joven Cassandra Vera por unos tuits que venimos escuchando
desde mucho antes que ella naciera, debe reconducir de una vez la cuestión al
terreno de la política, es decir, al Parlamento.
Empieza a ser
urgente que las fuerzas parlamentarias tomen cartas en el asunto y corrijan
esta deriva inquisitorial, a menudo comandada por los fiscales y jueces más
reaccionarios y conservadores. Para ello no hay que hacer muchas declaraciones:
basta con unir una probable mayoría parlamentaria que asuma su responsabilidad
y modifique el artículo 578 del código penal, impidiendo las interpretaciones
que están conduciendo a estas condenas incomprensibles. No será muy difícil que
dichas fuerzas parlamentarias se pongan de acuerdo en una redacción que exija
como condición para condenar por este delito una deliberada, directa e
inequívoca intención de provocar sufrimiento a las víctimas y de redoblar el
daño que ya han sufrido con el atentado terrorista. Porque no puede bastar con
que el más susceptible diga sentirse humillado por un tuit para que haya delito
de humillación. El derecho penal no está para satisfacer las ansias puritanas
de nadie ni para señalar lo correcto, sino para defendernos de lo que nos un
hace daño real como sociedad.
No es fácil
sustraerse a una última consideración. La historia está llena de episodios
violentos que no encajan en la etiqueta del terrorismo. El asesinato de Carrero
Blanco, a la sazón Presidente de un Gobierno golpista que estaba aplicando
penas de muerte tras procesos seguidos sin garantías judiciales (en consejos de
guerra); que llevó a cabo en sus orígenes, desde el poder, una represión a
sangre y fuego de la disidencia, y que se sostenía en la inexistente
legitimidad de una victoria militar sin refrendo democrático, fue un acto
violento sobre cuya justificación no vamos a discutir cuarenta y cinco años
después. Pero sí tenemos la obligación de subrayar que el terrorismo que se
contempla en el Código Penal es el que se produce tras la aprobación de una
Constitución que instituye un poder democrático. Los actos violentos de
intencionalidad política anteriores a la Constitución fueron amnistiados a
derecha e izquierda. Si hoy día la defensa de aquel acto violento como un
momento que aceleró la transición no constituiría en sí misma un delito, sino
simplemente una opinión moralmente discutible, y si se han hecho impunemente
películas en las que muchos espectadores se situaron del lado de quienes
prepararon el atentado, ¿cómo es posible que se condene a nadie por repetir los
chistes de los que venimos riéndonos desde hace décadas?
Este medio
digital ha reproducido esos tuits para denunciar
la involución democrática que se esconde tras operaciones policiales y
sentencias judiciales como esta, y para expresar su solidaridad con una joven
que es víctima de una deriva inquisitorial de un poder político y judicial que
utiliza casos como estos para distraer la atención de delitos, faltas e
incompetencias de mucha mayor gravedad y que crean mucha mayor alarma social.
Necesitamos
curarnos cuanto antes de la ansiedad del fundamentalismo purificador, ese que
se frota las manos cada vez que encuentra algo que limpiar. Y emplazamos a las
fuerzas progresistas a promover, a la mayor brevedad, el cambio legislativo que
acabe de una vez con el abuso reiterado y arbitrario de un delito de opinión
que es no solo anacrónico sino también liberticida.
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