Al Papa Francisco le gusta
el sexo, los escándalos diarios del Vaticano, las personas migrantes, sudaneses
de retiro.
por
SPECOLA | 03 abril, 2019
En la audiencia de hoy
el Papa Francisco nos ha recomendado que no hablemos de e-migrantes o de
in-migrantes, debemos hablar de ‘personas migrantes’. Es la ocurrencia buenista
de hoy.
Los problemas de fondo
son tan serios que no podemos tomarnos las cosas a broma. En la prensa italiana
y en la televisión nos acostamos cada día con más escándalos que rodean al
Vaticano y sus instituciones. Es el cuento de nunca acabar y se está llegando a
una situación de saturación increíble. Ayer, en horario de máxima audiencia,
nos teníamos que tragar un nuevo capítulo de ‘le Iene’ con temas gravísimos que
afectan al estado Vaticano. La respuesta siempre es el silencio, como si la
cosa no fuera con ellos. El descrédito inmerecido de la Iglesia por toda
está basura empieza a ser insoportable. El Papa Francisco habla de limpiar,
limpiar, limpiar pero el que y hasta cuándo. El mundo de lo políticamente
correcto llega a cabrear con sus indefiniciones y contrariedades. Hay tenemos a
las ‘personas migrantes’ y terminaremos todos locos por no poder entendernos
queriendo fabricar un lenguaje a medida de no se sabe qué intereses. La iglesia
tiene que cambiar pero nadie dice si todo, poco, o nada y en qué y cuándo.
Los chinos son maravillosos y tenemos arrestos de obispos en medio de un
cómplice silencio oficial vaticano que calma el cielo. Los musulmanes son
pacifistas y mejor no recordar los miles de cristianos asesinados en los
últimos años.
Estos días se nos ha
vendido la reforma de la ley Vaticana sobre los abusos como el no va más y el
ejemplo para el mundo mundial. En emigración, o en lo que hace referencia a las
personas migrantes, el Vaticano tiene la ley perfecta. Todo lo que el Papa
Francisco critica a los demás lo tiene en grado de excelencia en su propia
casa. Alguien hablo hace tiempo de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en
el propio, pues algo así está pasando. En el Vaticano no hay concertinas pero
tenemos los muros más famosos del mundo. Ya quisiera Estados Unidos
construir algo así. Si los ponemos en Ceuta no hacen falta concertinas porque
no pasan ni los malos vientos. Inmigrantes, o mejor personas migrantes, en el
territorio Vaticano no hay ni una, ni por descuido. Si alguien se le ocurre
echar una siesta en los jardines es inmediatamente expulsado a territorio
italiano sin contemplaciones. Si la legislación actualmente en vigor, en el
estado del que el Papa Francisco es su monarca absoluto, viene aplicada en el
resto del mundo se terminan las personas migrantes en una tarde.
En la aburrida
entrevista papal concedida a una televisión española el Papa Francisco confeso
que las negociaciones en Venezuela habían existido y habían fracasado. Hoy
tenemos de la noticia de un nuevo intento de mediación en Santa Marta con los
bandos en guerra en Sudan del Sur. Las noticias hablan que harán un retiro pero
por ahora las cosas se ven muy negras.
Al Papa Francisco le
gusta el sexo, o al menos nos dice que es cosa buenísima. En esta confusión
general que vivimos no llegamos a entender si es bueno siempre, en algunas
ocasiones, o vete a saber. Si unimos esta afirmación genérica a que la Iglesia
debe cambiar pues ya tenemos la combinación perfecta y que cada uno saque sus
conclusiones. Por otro lado recomienda a los jóvenes que sean revolucionarios y
se casen. Tal como están las cosas hace falta mucho valor más que espíritu
revolucionario. Parece que ya no gusta mucho la tradicional condena al demonio,
el mundo y la carne. Lo triste es que Dios y sus cosas son los grandes
olvidados, un lamentable olvido que pagaremos muy caro. El Camino, la Verdad y
la Vida están donde están.
«Mi Padre sigue
actuando, y yo también actúo».
Buena lectura
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